2023, 64 pp.
isbn: 978-987-48649-4-9
El curioso destino del jefe de estación austríaco Adam Fallmerayer merece, sin duda, ser registrado y conservado. Perdió la vida, que, dicho sea de paso, nunca hubiera llegado a ser brillante –y quizá ni siquiera satisfactoria–, de un modo desconcertante. La experiencia que los seres humanos pueden llegar a tener los unos de los otros
jamás hubiera podido predecir en Fallmerayer tal inusitado destino. No obstante, se cumplió, se apoderó de él –y él mismo pareció entregarse con cierto placer.
Cuando el jefe de estación Adam Fallmerayer fue testigo de un trágico accidente ferroviario cerca de su puesto de trabajo, nada siguió como antes: ni la familia ni la estación ni la guerra. A raíz de tal acontecimiento, acoge en su casa a una condesa rusa herida, quien será la protagonista de ese inusitado destino del que se nos habla al comienzo de la historia.
Alfred Döblin dijo de Roth: “Das leidende und erliegende Herz ist Roths Domäne”. [El dominio de Roth es el corazón que sufre y sucumbe.]
Sobre el techo del andén tamborileaba la lluvia
con la insistencia del telégrafo.
La catástrofe estaba allí.
Un rostro mojado, plateado,
en mágica alternancia de fuego y sombra
resplandecía sobre la muerte.
Olía a piel de Rusia y a perfume sin nombre,
adherida al corazón de Fallmerayer,
Anja Walewska.
–¿Demasiada luz? –preguntó ella.
Y así entraron en la noche y en la lluvia.
Campo de batalla y
nunca más paz en el mundo.
2023, 64 pp.
isbn: 978-987-48649-4-9
El curioso destino del jefe de estación austríaco Adam Fallmerayer merece, sin duda, ser registrado y conservado. Perdió la vida, que, dicho sea de paso, nunca hubiera llegado a ser brillante –y quizá ni siquiera satisfactoria–, de un modo desconcertante. La experiencia que los seres humanos pueden llegar a tener los unos de los otros
jamás hubiera podido predecir en Fallmerayer tal inusitado destino. No obstante, se cumplió, se apoderó de él –y él mismo pareció entregarse con cierto placer.
Cuando el jefe de estación Adam Fallmerayer fue testigo de un trágico accidente ferroviario cerca de su puesto de trabajo, nada siguió como antes: ni la familia ni la estación ni la guerra. A raíz de tal acontecimiento, acoge en su casa a una condesa rusa herida, quien será la protagonista de ese inusitado destino del que se nos habla al comienzo de la historia.
Alfred Döblin dijo de Roth: “Das leidende und erliegende Herz ist Roths Domäne”. [El dominio de Roth es el corazón que sufre y sucumbe.]
Sobre el techo del andén tamborileaba la lluvia
con la insistencia del telégrafo.
La catástrofe estaba allí.
Un rostro mojado, plateado,
en mágica alternancia de fuego y sombra
resplandecía sobre la muerte.
Olía a piel de Rusia y a perfume sin nombre,
adherida al corazón de Fallmerayer,
Anja Walewska.
–¿Demasiada luz? –preguntó ella.
Y así entraron en la noche y en la lluvia.
Campo de batalla y
nunca más paz en el mundo.