2025, 96 pp.
Josefine la cantante o el pueblo de los ratones (publicado, por primera vez, en 1924 póstumamente) pertenece a una serie de relatos escritos por Franz Kafka poco antes de su muerte, donde el escritor dirige sus esfuerzos a reflexionar sobre la vida del artista y sus contradicciones: la performance, el público, la función del arte y la posibilidad de vivir de él.
Esta edición también incluye “El artista del hambre”, “Un informe para una academia” y “La preocupación del padre de familia”. En conjunto, podrían leerse como una teoría estética: la ontología de la performance artística definida por una voluntad, traducida en un objetivo (una salida para el simio de “Un informe para una academia”; un reconocimiento para el artista del hambre; un refugio para el pueblo de Josefine), que alcanza su máxima expresión a fuerza de trabajo y repetición. Y a la vez, un público que nunca llegará a dimensionar el esfuerzo: “¡Intentá explicar el arte del hambre! Si alguien no lo siente, no hay forma de hacérselo entender.” (“El artista del hambre”, p. 65). “Nosotros, después de todo, no tenemos sentido musical, ¿cómo es posible, entonces, que comprendamos el canto de Josefine o, ya que ella niega que lo comprendamos, al menos creamos comprenderlo?” (“Josefine la cantante”, p. 10).
Las preguntas se expanden, como en toda narración kafkiana, y la reflexión sobre el arte alcanza a la de la vida: ¿qué es lo que hace que el silbido de Josefine sea considerado un canto si es igual a cualquier otro silbido? ¿Puede morir alguna entidad que no ha tenido un objetivo previo?, se pregunta el padre de familia, como si el propósito definiera el existir.
Sin embargo, el simio nos ofrece una repuesta que, aunque no sea liberadora (“la libertad es considerada una de las sensaciones más sublimes, también lo es la decepción que conlleva”, p. 81), nos permite seguir en pie:
“Que nadie diga que el esfuerzo no ha valido la pena."
2025, 96 pp.
Josefine la cantante o el pueblo de los ratones (publicado, por primera vez, en 1924 póstumamente) pertenece a una serie de relatos escritos por Franz Kafka poco antes de su muerte, donde el escritor dirige sus esfuerzos a reflexionar sobre la vida del artista y sus contradicciones: la performance, el público, la función del arte y la posibilidad de vivir de él.
Esta edición también incluye “El artista del hambre”, “Un informe para una academia” y “La preocupación del padre de familia”. En conjunto, podrían leerse como una teoría estética: la ontología de la performance artística definida por una voluntad, traducida en un objetivo (una salida para el simio de “Un informe para una academia”; un reconocimiento para el artista del hambre; un refugio para el pueblo de Josefine), que alcanza su máxima expresión a fuerza de trabajo y repetición. Y a la vez, un público que nunca llegará a dimensionar el esfuerzo: “¡Intentá explicar el arte del hambre! Si alguien no lo siente, no hay forma de hacérselo entender.” (“El artista del hambre”, p. 65). “Nosotros, después de todo, no tenemos sentido musical, ¿cómo es posible, entonces, que comprendamos el canto de Josefine o, ya que ella niega que lo comprendamos, al menos creamos comprenderlo?” (“Josefine la cantante”, p. 10).
Las preguntas se expanden, como en toda narración kafkiana, y la reflexión sobre el arte alcanza a la de la vida: ¿qué es lo que hace que el silbido de Josefine sea considerado un canto si es igual a cualquier otro silbido? ¿Puede morir alguna entidad que no ha tenido un objetivo previo?, se pregunta el padre de familia, como si el propósito definiera el existir.
Sin embargo, el simio nos ofrece una repuesta que, aunque no sea liberadora (“la libertad es considerada una de las sensaciones más sublimes, también lo es la decepción que conlleva”, p. 81), nos permite seguir en pie:
“Que nadie diga que el esfuerzo no ha valido la pena."