Bauhausbücher V
2025, 204 pp.
“Este libro no pretende ser un manual de materiales, escultura y arquitectura. No busca tratar de manera lexicográfica todo lo que merece mención en estos ámbitos, sino trazar una línea de referencia con el objetivo de estimular una experiencia propia en el lector.”
Con estas líneas Moholy-Nagy, maestro de la escuela Bauhaus en Weimar (1923-1925), en Dessau (1925-1928) y en Chicago, donde se estableció a partir de 1937, inicia el Bauhausbücher nro. 14 en 1929.
Cuando habla de estimular una “experiencia propia” como objetivo del libro está sentando las bases de su pensamiento estético en relación con la fotografía, el cine y la arquitectura. Inicia un recorrido que va desde el trabajo artesanal (la creación completa de un objeto involucra una mirada puesta en la totalidad orgánica, a diferencia del proceso de fabricación industrial, donde solo se perciben fragmentos del conjunto) al ser humano integral (“aquel que, desde su centro biológico, pueda enfrentarse a todos los aspectos de la vida con seguridad instintiva, sin dejarse arrastrar por la industria, la velocidad o las superficialidades de una cultura de la máquina malentendida.”).
Con estas ideas como faro, el arte viene a constituir un canal privilegiado para fortalecer la certeza intuitiva que nace del centro biológico del ser.
Así, el desarrollo de una sensibilidad táctil en el tratamiento del material reforzará la seguridad en la percepción sensorial. El material, para Moholy-Nagy, es un organismo que irradia una energía capaz de suscitar nuevas experiencias. Además de definir las distintas configuraciones del material en estructura, textura y factura, el autor provee múltiples ejemplos del ámbito artístico (cubismo, constructivismo, entre otros) para llegar a su interés primordial: la proyección de imágenes.
El segundo aspecto que desarrolla es el volumen. Establece un recorrido evolutivo en cinco estadios de la escultura como arte específico en la creación de volumen: del bloque a lo cinético (móvil). Visionario como pocos, concibe la luz como un medio excepcional para la creación de volúmenes virtuales.
Y por último, se ocupa del espacio. Su interés está puesto en el diseño del espacio habitable. Ve a la experiencia espacial contemporánea como un todo de relaciones espaciales que se entrelazan y atraviesan simultáneamente: “la captación de lo dinámico (cinético) mediante el uso equitativo de todas las relaciones, en contraposición a las fijaciones estáticas y jerárquicas de épocas anteriores.”
Hoy rescatamos esta publicación no sólo como un documento importantísimo para la comprensión de la herencia de la Bauhaus en la historia del arte universal, sino también porque invita al lector a preguntarse por dos asuntos de un tinte muy actual: por un lado, por sus experiencias con el mundo físico, sensorial, y por el otro, por las formas de habitar el espacio como fundamento colectivo.
Bauhausbücher V
2025, 204 pp.
“Este libro no pretende ser un manual de materiales, escultura y arquitectura. No busca tratar de manera lexicográfica todo lo que merece mención en estos ámbitos, sino trazar una línea de referencia con el objetivo de estimular una experiencia propia en el lector.”
Con estas líneas Moholy-Nagy, maestro de la escuela Bauhaus en Weimar (1923-1925), en Dessau (1925-1928) y en Chicago, donde se estableció a partir de 1937, inicia el Bauhausbücher nro. 14 en 1929.
Cuando habla de estimular una “experiencia propia” como objetivo del libro está sentando las bases de su pensamiento estético en relación con la fotografía, el cine y la arquitectura. Inicia un recorrido que va desde el trabajo artesanal (la creación completa de un objeto involucra una mirada puesta en la totalidad orgánica, a diferencia del proceso de fabricación industrial, donde solo se perciben fragmentos del conjunto) al ser humano integral (“aquel que, desde su centro biológico, pueda enfrentarse a todos los aspectos de la vida con seguridad instintiva, sin dejarse arrastrar por la industria, la velocidad o las superficialidades de una cultura de la máquina malentendida.”).
Con estas ideas como faro, el arte viene a constituir un canal privilegiado para fortalecer la certeza intuitiva que nace del centro biológico del ser.
Así, el desarrollo de una sensibilidad táctil en el tratamiento del material reforzará la seguridad en la percepción sensorial. El material, para Moholy-Nagy, es un organismo que irradia una energía capaz de suscitar nuevas experiencias. Además de definir las distintas configuraciones del material en estructura, textura y factura, el autor provee múltiples ejemplos del ámbito artístico (cubismo, constructivismo, entre otros) para llegar a su interés primordial: la proyección de imágenes.
El segundo aspecto que desarrolla es el volumen. Establece un recorrido evolutivo en cinco estadios de la escultura como arte específico en la creación de volumen: del bloque a lo cinético (móvil). Visionario como pocos, concibe la luz como un medio excepcional para la creación de volúmenes virtuales.
Y por último, se ocupa del espacio. Su interés está puesto en el diseño del espacio habitable. Ve a la experiencia espacial contemporánea como un todo de relaciones espaciales que se entrelazan y atraviesan simultáneamente: “la captación de lo dinámico (cinético) mediante el uso equitativo de todas las relaciones, en contraposición a las fijaciones estáticas y jerárquicas de épocas anteriores.”
Hoy rescatamos esta publicación no sólo como un documento importantísimo para la comprensión de la herencia de la Bauhaus en la historia del arte universal, sino también porque invita al lector a preguntarse por dos asuntos de un tinte muy actual: por un lado, por sus experiencias con el mundo físico, sensorial, y por el otro, por las formas de habitar el espacio como fundamento colectivo.
